Pablo Ferrández, el chelista con dos 'stradivarius'

El virtuoso interpretará en Valladolid el concierto de Saint-Saëns con la OSCyL en el instrumento que un mecenas le ha cedido de por vida

13/03/22

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Ha traído su segundo 'stradivarius'. Pablo Ferrández tocará con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León el 'Concierto nº 1' de Saint-Saëns con un instrumento de 1689 que le ha cedido de por vida un mecenas europeo que prefiere permanecer en el anonimato. «Me vio tocar y le gustó. Quería invertir, es melómano y prefirió hacerlo en un chelo que siga vivo ante el público que en un cuadro que solo podría estar colgado. Me eligió a mí», dice el chelista madrileño.

 

Ferrández es un intérprete bígamo que tiene dos 'stradivarius' para elegir cada semana. El primero, el Lord Aylesford (1696) que perteneció a Janos Starker, es un préstamo de la Nippon Music Foundation, designado por un jurado que presidió Lorin Maazel. Cada instrumento tiene su luthier de referencia, uno en Stuttgart, otro en Berlín.

 

«Ahora alterno cada semana. Me estoy acostumbrando a este segundo. Son muy diferentes y como con las personas, hay que conocerlos, estudiarlos y formar equipo. El de Starker tiene sus manías, es como una persona mayor, pese a tener unos años menos. En cambio el segundo posee una personalidad más jovial, una expresión de mayor viveza. El reto es encontrar mi sonido con cada uno», explica el músico que tocó con la OSCyL en 2016 un concierto de Haydn. «En esta ocasión quería una obra romántica. Estoy tocando mucho el concierto de Saint-Saëns que lo tiene todo, un primer movimiento energético, con pasión; un segundo, lírico y elegante y un tercero, virtuosístico. También me gusta cómo trata a la orquesta, tiene un papel fundamental, no solo de acompañamiento». Por primera vez se pondrá a las órdenes del maestro danés Thomas Dausgaard, quien también debuta en el podio de la OSCyL.

 

Pablo Ferrández, que el día 19 cumplirá 31 años, está cumpliendo hasta los sueños que no se permitió tener. Tras el desastre de la pandemia, «me cancelaron cien conciertos», ha retomado una temporada al uso con entusiasmo renovado. «Dentro de lo malo, me sirvió para valorar lo importante, que es estar bien y reafirmarme en que estar en un escenario como solista es lo que más feliz me hace», apunta quien tras once años en Alemania ha decidido establecerse en Madrid.

 

Hijo de músicos, empezó a tocar el chelo a los tres años «de forma natural, no hubo ninguna duda. Se me daba bien y desde pequeño mi sueño fue ser solista». Su temprano trampolín fue la Escuela Reina Sofía donde se formó con Natalia Shakhosvskaya y luego con Frans Helmerson, en Kronberg. «Por ese profesor fui a un pueblo perdido, estuve allí seis años». Luego fue a Berlín donde ha estado otros cinco. Lo que nunca soñó fue tener en sus manos los instrumentos históricos que la vida le ha puesto en liza o que Anne-Sophie Mutter se convirtiera en su mentora. «Es un ejemplo como persona, como músico y artista. Me ha ayudado mucho y que quiera tocar cámara conmigo es una suerte». También volver tras la pandemia a los escenarios haciendo con ella el 'Doble concierto' de Brahms, que han grabado con la Filarmónica Checa para Sony y se publicará en octubre. Completa el programa del sexto concierto de abono la 'Sinfonía nº 35' de Mozart y la 'Sinfonía cuarta. Lo inextinguible', de Carl Nielsen.

 

Fuente: https://www.elnortedecastilla.es/

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