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Clásica y ópera -

Martin Muehle: 'La ópera como género musical se encuentra en su momento más bajo, incierto y duro'


Tras más de dos décadas de ausencia de Brasil, Martin Muehle regresará a su Porto Alegre natal el 27 de agosto próximo en un concierto como solista, junto a la maravillosa soprano Cláudia Riccitelli.
08/08/22


El destacado tenor Martin Muehle ha sido ampliamente aclamado y elogiado por el público y la crítica en los últimos meses en Europa: recientemente en la Deutsche Oper de Berlín en el papel principal de Andrea Chenier, de Umberto Giordano, bajo la dirección musical de John Fiore y régie de John Dew. Este año y el próximo se presentan con muy buenos augurios para Muehle: en mayo regresará al mismo escenario de la capital alemana como Il Cavaliere Renato des Grieux, con una producción de Manon Lescaut bajo la batuta de Andrea Sanguineti y puesta escénica de Gilbert Deflo; y en julio encarnará a Calaf en una Turandot que dirigirán Nicola Luisotti y Diego García Rodríguez, con la régie de Robert Wilson en el Teatro Real de Madrid.

 

Tras más de dos décadas de ausencia de Brasil, Martin Muehle regresará a su Porto Alegre natal el 27 de agosto próximo en un concierto como solista, junto a la maravillosa soprano Cláudia Riccitelli.

 

Después de la pandemia, un nuevo amanecer despunta merecidamente en la carrera de este extraordinario tenor que debutó con gran éxito entre septiembre y octubre pasados en los papeles de Mario Cavaradossi (Tosca, de Giacomo Puccini) y de Otello (Otello, Giuseppe Verdi), respectivamente en la Ópera Estatal de Stuttgart (dir.: Killian Farrell; ré.: Willy Decker) y en la Ópera Estatal de Hannover (dir.: Stephan Zilias; ré.: Immo Karaman). Martin Muehle, formado en Montevideo (Uruguay) con el maestro Juan Carlos Gebelin, y en el prestigioso Conservatorio de Música de Lübeck (1992), accedió muy deferentemente a una entrevista con Mundoclasico.com. Estas son sus declaraciones exclusivas.

 

Juan Carlos Tellechea: ¿Qué le ha hecho muy feliz en los últimos tiempos?

 

Tuve la oportunidad de estrenar dos maravillosos papeles en el mismo año: Otello (Staatsoper Hannover) y Cavaradossi (Staatsoper Stuttgart). ¡Eso me hizo muy feliz!

 

¿Qué enseñanzas le ha dejado la pandemia?

 

La pandemia me enseñó que nada es seguro. Que nuestra profesión, al igual que nuestra vida, es frágil y temporal. ¡Disfruta siempre de cada momento de la vida!

 

¿Cómo ve usted y cómo domeña las dificultades técnicas de Andrea Chenier, de Don José (Carmen), de Pollione (Norma) y de Radamés (Aida)?

 

Don José es el papel que más he cantado, junto con Andrea Chènier. Ambos son muy agradables para mí. En Carmen, Don José es el personaje que sufre los mayores y más bruscos cambios. Así que tiene un carácter más interesante para aquellos a los que les gusta entregarse al patetismo y al drama, ¡como a mí!

 

Andrea Chènier, el eterno poeta, tiene en la maravillosa música de Giordano y en el apasionado libreto de Illica, todo el "alimento" que necesita para esta obra maestra del verismo. La música tiene una fuerza romántica que me transporta y me hace descubrir nuevos matices con cada nueva producción. Las dificultades técnicas de ambos papeles sólo pueden ser "dominadas" o abordadas de forma madura por un intérprete que sea maduro tanto en el escenario como vocal y musicalmente. De lo contrario, no se hace justicia a un papel de esta envergadura. Sólo me enfrenté a ambos casi a los 40 años después de muchos años en el repertorio lírico.

 

Radamés es un Verdi en su mejor momento. Verdi es el director de los cantantes del repertorio italiano. Para enfrentarse a Radamés o a cualquier otro papel heroico verdiano, la técnica vocal tiene que ser extremadamente madura en los moldes belcantistas. La escritura verdiana pide el dominio de la voz en la región del "pasaje". Sin esta maestría un cantante no llegaría al final de la primera aria, y mucho menos al final de la ópera con la voz sana.

 

Pollione tiene una escritura muy ingrata. Pide un acento heroico dentro de un molde belcantista. Debería ser un contrapunto a la dulzura de Adalgisa y al patetismo de Norma, pero siempre está en la tesitura aguda y por encima del pasaje, lo que hace todo un poco más difícil para una voz más dramática.... pero es precisamente este peso lo que hace a Pollione tan interesante. Dar este papel a cantantes rossinianos o líricos ligeros (como está de moda hoy en día, cada vez más), en mi opinión, es un error.

 

¿Qué papeles quisiera todavía interpretar en el futuro y en qué repertorios quisiera ahondar (italiano, francés, alemán, ruso...) y por qué?

 

En este momento, después de haber estrenado Otello, mi deseo es tener más oportunidades de enfrentarlo. Papeles de esta magnitud necesitan tiempo para ser bien "saboreados" y descubiertos en sus matices. Otello, siendo el apogeo de Verdi, une a la escritura verdiana, un acento casi verista, sin serlo.

 

El error que cometen muchos cantantes es afrontarlo como si fuera verismo. La escritura verdiana aquí es tan ingeniosa que el compositor lleva al intérprete a través de su partitura de una manera extremadamente orgánica.

 

La verdadera dificultad aquí no es lanzarse al pathos emocional de Otello, sino mantener el acento vocal dramático a la manera verdiana. Una voz adecuada para Otello nunca se cansa.

 

Pronto estrenaré el papel de Hermann en la ópera La dama de picas, Piotr Chaikovski. Este papel es un gran reto para mí, ya que cantar en un idioma completamente extranjero lo hace aún más difícil. Aquí la maravillosa y atractiva partitura de Chaikovski, junto con el trágico libreto basado en Aleksandr Pushkin, forman una obra de extrema profundidad. Estas funciones ya me darán mucho trabajo en un futuro muy próximo.

 

¿Cómo se siente cantando Richard Wagner (por ejemplo Lohengrin recientemente en la Ópera de Leipzig)? ¿Es lo suyo? Se dice que cada vez hay menos tenores para obras de Wagner, ¿comparte usted esta opinión? ¿Hay que tener una constitución especial para cantar sus obras, porque de lo contrario hay un desgaste en la voz? ¿Es peligroso quedarse siempre en Wagner y no buscar una flexibilización de la voz en otros repertorios?

 

Una pregunta que no es fácil de responder.... Wagner está siendo desafiado por cantantes cada vez más "especializados" (un término que aborrezco).

 

El volumen de las orquestas actuales parece obligar a toda una generación de cantantes a convertir sus voces en rígidos instrumentos musicales.

 

Sí, se observa una pérdida de elasticidad y de matices en el canto "especializado" wagneriano.

 

Donde muchos artistas ya no pueden cantar Verdi o Puccini o Mozart incluso cuando aún no tienen 60 años.

 

Tuve la oportunidad de cantar Sigmundo en La Valquiria, lo que me produjo una gran satisfacción. Sin embargo, la baja tesitura de este papel pronto me mostró que mi instrumento no era adecuado para esta escritura.

 

En cambio, Lohengrin tiene una escritura diferente. La tesitura aquí es mucho más aguda y quizás incluso "italiana" en el sentido del fraseo. Lohengrin me dio y me da mucha satisfacción al cantar.

 

No veo la necesidad de forzar mi voz ni en el control de volumen ni en la escritura de tonos altos (siempre en el "pasaje"). Ciertamente, mi enfoque es mucho más italiano y legato que el de la mayoría de mis colegas alemanes que solo cantan este repertorio. Pero eso es precisamente lo que puede hacer que Wagner sea tan interesante.

 

¿Qué prepara para su próximo recital como solista en Porto Alegre? ¿Con qué frecuencia canta en Brasil?

 

En este recital en Porto Alegre con mi querida OSPA (Orchestra Sinfônica de Porto Alegre, Rio Grande do Sul), tendré la oportunidad de cantar junto a mi esposa, la soprano Cláudia Riccitelli, un repertorio prácticamente dedicado al verismo italiano. Con pasajes de Andrea Chènier y Cavalleria Rusticana así como Tosca de nuestro querido Puccini... ¡!

 

Claudia es aquí la intérprete y artista ideal de una voz generosa y abundante y una interpretación siempre conmovedora.

 

Este concierto marca mi regreso a Porto Alegre después de más de dos décadas.

 

Hace tiempo que no tengo la oportunidad de venir a Brasil o a América Latina. ¡Pero quiero cambiar esto!

 

¿Cómo ve el mundo de la ópera últimamente?

 

Gracias por la oportunidad. Escribir o hablar de ello es difícil. Es difícil. Y es triste. La ópera como género musical se encuentra en su momento más bajo, incierto y duro. Lamentablemente, no podría señalar todos los problemas aquí. Para eso necesitaríamos más espacio y tiempo.

 

Pero puedo tocar algunos puntos que se me ocurren (sin necesariamente señalar soluciones...):

 

Cada vez son más los jóvenes cantantes que se gradúan y comienzan sus carreras sin la necesaria base técnica vocal y musical. Jóvenes que quieren convertirse en estrellas incluso antes de saber cómo funciona su instrumento. Cantantes que se enfrentan al repertorio equivocado. Generalmente más pesados por su edad, experiencia o cualidades vocales.

 

Profesores de canto que no saben cantar. Que enseñan sin haber hecho carrera en el teatro.

 

Directores de orquesta que no saben cantar. Que no conocen el instrumento voz.

 

La falta de preparación de los jóvenes que les lleva a aceptar tonterías de los directores de escena y musicales.

 

Falta de respeto y desconocimiento de los grandes maestros del pasado (el nuestro es un arte de imitación ¡Aprendemos a cantar como aprendemos a hablar!) ¿Cómo podemos cantar hoy sin saber/entender quiénes fueron Caruso, Gigli, Rosa Ponselle, Del Monaco....????

 

En definitiva, se ve y se oye todo esto en producciones mediocres de todo el mundo. Egos chocando en la arena del desierto de la vanidad y la ignorancia. La ópera es una obra conjunta. ¡Una suma de excelencias para un resultado mayor que cada una de ellas! No es un escenario para que los stars vendan su nuevo álbum.

 

En fin.... podríamos seguir aquí ad eternum pero me falta la energía. ¡Después de todo necesito encontrar el placer y la alegría de cantar a pesar de la aridez de nuestro escenario!

 

¿Qué anécdota cómica, graciosa o simpática recuerda sobre algo que le haya sucedido (y no sea muy conocido) y quiera contar?

 

Mi primer profesor de canto, el bajo-barítono Juan Carlos Gebelin, con quien comencé a estudiar en 1989, me enseñó en Montevideo (Uruguay) algunas cosas que llevo conmigo hasta hoy. Una de ellas es respetar al compositor. Y también me dijo un día: " ¡¡¡Martín, vivas para tus agudos!!! "Y "nunca afrontes Andrea Chènier ....!!"

 

¡Hasta los mejores maestros pueden equivocarse! ¡Siempre hay que creer en uno mismo! Los agudos los tengo intactos, y Chènier es mi "compañero de escenario" ¡desde hace más de 4 años!

 

Fuente: https://www.mundoclasico.com/



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